Luego de 16 años cerré mi blog. Sin caer en sentimentalismos ni protocolos. Para ser un lugar que me ocupó bastante tiempo y atención, y gracias al cual conocí a gente importante en mi vida —algunos siguen hasta hoy—, el trámite de darlo de baja fue rápido e impasible.

Tenía más de un año, quizá dos, que no lo actualizaba; el trabajo, pero también una sensación de fastidio con la escritura, me mantenían alejado del sitio. La factura del hosting que llegaba cada mes y que pagaba en automático me recordaba que aún seguía ahí, más como una carga financiera que como un sitio que se añora. Dejé de pagar y el aviso de cancelación definitiva me devolvió la mirada al sitio. Pagué el hosting y el dominio pero opté por eliminar el blog. Las constantes actualizaciones de WordPress habían arruinado el tema y dejado mis notas bastantes feas: textos desparramados, imágenes fuera de las dimensiones correctas, códigos a la vista del lector. Ponerlo en condiciones óptimas me hubiera tomado horas de trabajo y, sobre todo, me hubiera dejado la sensación de haber desatendido mejores cosas por hacer para acomodar un trasto viejo. Borrar.

Es probable que inicie un nuevo blog para dejar notas ahí. No sé de qué. Y no sé para quién. El tiempo de los blogs ya pasó. La inmediatez de las redes sociales y el apetito voraz de los buscadores por indexar contenido arroja los blogs a la prehistoria.

Mantener hoy en día un blog es un ejercicio de nostalgia, no carente de inutilidad. Era 2006. Los blogs lucían como algo novedoso. Para muchos irrumpieron en esa nebulosa que era internet a principios de la década. Algo harían los blogs, algo había aquí, no sabíamos qué pero sí sabíamos que teníamos que estar ahí. Pronto mutaron a comunidad. Mi temple me hace hostil a los grupos. Pasé de largo por Veneblogs y 2blogs; mi blog se ramificó: llegó a Tumblr. La sensación de comunidad allí era más notoria. Mi Tumblr fue la primera víctima. Seguí con Planeta en fuego unos años más. Luego llegó mi migración. El aumento de responsabilidades en la editorial. Las relaciones. Las cuentas por pagar. Así fue como fui dejando atrás mi novela, los cuentos sin acomodar. Y el blog languideció.

 

IMPORTANTE: El próximo día tal el dominio será CANCELADO y de no ser renovado podrá ser registrado por otra persona. 

 

Operación efectuada con éxito. Muchas gracias por su pago.

 

Borrar.

Un comentario

  1. Muy mal… (IMHO)
    Podías haber visto para mudarlo a host de WordPress, por ejemplo.

    Aunque entiendo esa partidera de pelotas de WordPress de joder sus plantillas y programación anterior.

    Ze

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *